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Santiago T. Peredo | @STocaPeredo
La historia de Carrasco es la de ese hombre que no valora lo que tiene hasta que lo pierde; la de ese hijo que quiere volar lejos en busca de libertad, lejos de su casa, pero también la del que se da cuenta que como en el hogar, no se está en ningún sitio.
El belga, joven y alocado, huyó de la exigente doctrina de Simeone, para luego regresar con el rabo entre las piernas y con la cabeza más amueblada. El Cholo, que nunca dudó de él y, es más, siempre apostó por potenciar sus aptitudes, lo acogió en el rebaño de nuevo y ahora es un futbolista fundamental en el Atlético de Madrid.

Reconvertido en carrilero, el galgo está experimentando su madurez futbolística. Ahora no sólo defiende como nunca lo había hecho, sino que también es un atacante más completo.
La evolución de Yannick queda patente, excluyendo su mejora en lo que a calidad, velocidad y faceta goleadora se refiere, en que a día de hoy no es ese jugador individualista y egoísta que desesperaba a la afición colchonera, sino que es todo generosidad y altruismo.

Carrasco ha aprendido, probablemente en su paso por China, donde vio que un hombre, por muy bueno que sea, no hace un equipo; que lo más importante es el bien común, y por eso en la actualidad pone toda su magia al servicio de sus compañeros.
El 21 está registrando sus mejores números en lo que asistencias se refiere. Pese a que goles tan sólo acumula cinco, lejos de la astronómica marca de 14 del curso 2016-17, en el que sorprendió llevando parte del peso ofensivo del equipo, lo de servir dianas en bandeja de plata a sus compañeros lo está bordando.

El Galgo acumula siete servicios en 28 partidos, pulverizando sus mejores marcas como rojiblanco, que en orden descendente son de seis en la campaña 2017-18 (28P) y cuatro en las 2015-16 (43P) y 2016-17 (53P).
Sin duda esta nueva faceta de Yannick es beneficiosa para todos. Para él por el crecimiento personal como futbolista, para el Atlético porque justifica su repesca cuando parecía desaparecido y para la afición sobre todo, ya que su gran estado acerca más LaLiga a Neptuno.