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 Santiago T. Peredo | @STocaPeredo

No ha habido dupla más clásica en el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone que la que formaron, y durante muchos años, Gabi-Tiago. El español y el luso eran la auténtica prolongación del míster en el terreno de juego. Estaban hechos casi a su imagen y semejanza, el buen hacer defensivo primaba por encima de todo.

Pero lo cierto es que desde que ambos abandonaron la entidad de la osa y el madroño, los colchoneros han ido perdiendo esa garra que imprimían al equipo. Muchos intentaron ocupar su lugar, jugadores extraordinarios como Rodri, Saul, Augusto, Thomas, incluso Koke… Sin ninguno conseguir hacerles olvidar. Y así fue como el Atlético perdió la esencia del Cholismo, ese doble pivote infranqueable, que desesperaba a todos los rivales.

Una ausencia de identidad que en la actual temporada ha pasado más factura que nunca, pero que por azares del destino, en el partido más importante de lo que va de campaña, ante el Manchester United, reapareció encarnada en dos héroes inesperados.

Hablamos, cómo no, de Kondogbia y Herrera, que junto a Llorente, hicieron desaparecer a la portentosa medular de los Diablos Rojos.

Entre el centroafricano y el mexicano recuperaron 20 balones en el duelo del pasado miércoles, contemporizaron el juego colchonero e hicieron levantarse del asiento a todo un Metropolitano vestido de gala para la ocasión. Pulpo y Zorro se compenetraron a la perfección no sólo en defensa, si no que catalizaron las transiciones rojiblancas.

Ambos jugaron por las numerosas bajas del Atlético, pero sin esperarlo nadie empaparon de Cholismo puro y duro a todos sus compañeros… Y por consecuente a una hinchada que, pese al injusto empate, abandonó el estadio con la sensación de haber recuperado algo muy valioso que habían perdido hace tiempo atrás.