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Santiago T. Peredo | @STocaPeredo
Un partido trepidante, que prometía dejar una segunda mitad mucho más interesante que la primera, y ya es decir, se fue al garete por una acción fortuita. Siebert, el colegiado alemán encargado de arbitrar el Atlético – Liverpool, expulsó a Griezmann en el 52′, desatando ríos de tinta en la prensa y creando un ambiente de crispación en el Metropolitano.
Si bien es cierto, que los aficionados colchoneros, una vez terminado el partido, y habiendo podido ver repetida la acción, asumieron que el gesto inintencionado de Antoine sobre Firmino (levantar el pie a la altura de la cabeza e impactar con la misma) es merecedor de tarjeta roja, no se podían creer lo que paralelamente sucedió en O Dragao.
En el otro choque del grupo B, que enfrentaba a Porto y Milan, Zlatan calca la acción de Griezmann, pero con Mbemba… No obstante, el sueco no fue expulsado, sino que vio la cartulina amarilla, quedando impune de la acción.
Félix Brych, a diferencia de Siebert, interpretó que al ser un balón dividido, la intención de Ibrahimovic no era herir al rival, exactamente lo que debería haber intuido el trencilla germano del Metropolitano, y más viendo que Antoine estaba mirando fijamente al balón…
Pero en vez de ser flexible, cargo contra el francés con todo el peso del reglamento, dejando al Atlético con diez y sembrando la duda en los aficionados rojiblancos de que a los de Simeone, la UEFA, no le pasan una.